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Biografía
Fue un sociólogo francés, muy conocido e influyente del siglo XX. Fue miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes.
Pierre Bourdieu nació en 1930 en Denguin (Pirineos Atlánticos) franceses.
Estudió filosofía en París en la École Normale Supérieure.
Desde 1955 ejerció como profesor, primero en el Instituto de Moulins (Allier) y después en Argelia (1958-1960), París y la ciudad Lille.
En el período argelino (1958 a 1960) comenzó sus trabajos de investigación que fundamentarán la reputación que más tarde alcanzará en la sociología.
Alcanza su mayor éxito con La misére du monde (1993), donde denuncia el sufrimiento social, que bebe en las fuentes marxistas y en el pensamiento de Michel Foucault, y traza, en una combinación de sociología y antropología social, la radiografía de la exclusión social, de los desheredados de la modernización, del progreso tecnológico y de la globalización.
Falleció, como consecuencia de un cáncer, en 2002. Según el diario parisino Le Monde, era el intelectual francés más citado en la prensa mundial de 1969.
Pensamiento
Fue uno de los sociólogos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX.
Sus ideas son de gran relevancia tanto en teoría social como en sociología empírica, especialmente en la sociología de la cultura, de la educación y de los estilos de vida.
Su teoría destaca por ser un intento de superar la dualidad tradicional en sociología entre las estructuras sociales y el objetivismo ("fisicalismo"), por un lado, frente a la acción social y el subjetivismo (hermeneútica), por otro lado. Para ello se dota de dos conceptos nuevos, el habitus y el campo, así como reinventa uno ya establecido, el capital.
Conceptos básicos
Habitus
Es un principio generador y un sistema clasificador de niveles sociales. Son las disposiciones que con el tiempo de vivir en una sociedad vamos adquiriendo, nuestra manera de actuar
El habitus es la generación de prácticas que están limitadas por las condiciones sociales que las soporta.
Campos
Los campos sociales son espacios de juego históricamente constituidos con sus instituciones específicas y sus leyes de funcionamiento propias.
Para situar a los individuos con más claridad en los campos, Bourdieu propone que situemos a los individuos en un mapa. Estas posiciones de los individuos funcionan con parejas de oposiciones, p, ej: pobre/rico, valiente/cobarde. Así podemos analizar las diferencias en los individuos, según el campo en el que se encuentren, con más facilidad.
Condicionamiento
Parecería en primera instancia, que al estar en determinado campo y ya estando dentro de éste, nos comportamos de una manera específica, gracias al habitus, por lo que nos encontraríamos determinados. Pero él diría, que sólo estamos condicionados.
Y es aquí por lo que hace la analogía del juego, este “juego social” y es que existen ciertas reglas y casillas por las que te puedes mover, según tu posicionamiento y la pieza que te toca jugar. Te limita estar en cierta posición pero, dentro de lo posible, cada uno es capaz de decidir su propio movimiento.
Ilusio
Bourdieu nos dice que competimos despiadadamente, incluso aunque no conozcamos las reglas ni las fronteras de nuestro juego. El hecho de estar en este juego y de jugarlo sin siquiera saber por que lo jugamos es la ilusio, que es una mera ilusión de lo que son nuestras pautas de conducta como modelos únicos a seguir.
Capital
Bourdieu a la hora de efectuar sus análisis sociológicos valora como capital no sólo el acumulable en forma de moneda, infraestructuras y bienes materiales intercambiables.
Bourdieu incide en señalar que las prácticas de noble corazón, se asientan también en una base interesada, crematística, económica, que permite al agente la acumulación de un capital que tiene que ser denominado de otra forma, y que es acumulado por el jugador de muchas maneras:
como capital simbólico, en forma de honor, honradez, solvencia, competencia, generosidad, pundonor, entrega más allá de toda sospecha; como capital cultural interiorizado o incorporado, que es el que se adquiere en el seno de una familia (p. ej. de clase alta), o de una circunstancia concreta (una institución prestigiosa); como capital cultural objetivado, que es el visible en la acumulación de objetos extraordinarios, obras de arte que muestran el gusto distinguido del agente; como capital cultural institucionalizado, cuya forma más evidente la constituyen los títulos y diplomas; como capital social, conseguido a través de la red de relaciones que establece el agente por el campo.
Poder
Como todo buen juego, lo que hacemos es competir. Ahora, cada campo genera su capital. Cada agente trata de acrecentar sus capitales, usando las distintas estrategias que cada grupo que en cada campo se encuentra para seguir incrementando su capital, es esto mismo lo que da pie a las jerarquías y a las revoluciones. Generando estructuras para seguir con su capital, es decir con el poder.
El poder aparece ya como un elemento de distracción que no podemos ignorar. Podríamos concluir que es aquella lucha que se genera tanto entre clases, individuos, ideologías, para conservar el mismo y acrecentar algún capital.
Marco Teórico
“El principio de la acción histórica, - la del artista, la del científico o la del gobernante, como también la del obrero o la del pequeño funcionario -, no radica en un sujeto que enfrentaría a la sociedad como a un objeto constituido en la exterioridad. Dicho principio no radica ni en la conciencia ni en las cosas, sino en la relación entre dos estados de lo social, es decir, la historia objetivada en las cosas bajo forma de instituciones, y la historia encarnada en los cuerpos bajo la forma del sistema de disposiciones duraderas que llamo habitus” (Bourdieu, 1982: 37-38).
El habitus sería el resultado de la incorporación de las estructuras sociales mediante la “interiorización de la exterioridad”, mientras que el campo sería el producto de la “exteriorización de la interioridad”, es decir, materializaciones institucionales de un sistema de habitus efectuadas en una fase precedente del proceso histórico-social.
Teoría de campos
Los campos son espacios sociales dinámicos y estructurados, conformados por puestos jerarquizados y reglas de juego propias; es decir, en calidad de sistemas integrales de posiciones, donde los agentes sociales se relacionan de manera permanente y dinámica.
Analíticamente, un campo es una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones, definidas en su existencia por las determinaciones que imponen a sus ocupantes, agentes o instituciones, las situaciones actuales y potenciales en la estructura de distribución de las diferentes especies de poder (capitales), cuya posesión determina el acceso a los beneficios específicos que constituyen su “razón de ser”.
Hay campos de todo tipo: religioso, político, artístico, intelectual, deportivo, económico, periodístico… etc.
Existe siempre y cuando su génesis histórica pueda situarse en el espacio y en el tiempo, como matriz de relación con otros campos y relativamente autónoma frente a estos.
Espacio social
Una de sus características principales es que los campos funcionan a partir de parejas de oposiciones o sistemas de diferencias: espacio social.
Para Bourdieu el espacio social es un sistema de posiciones sociales que se definen las unas en relación con las otras. Así por ejemplo, se definen por valores reconocidos, noble/innoble, distinguido/vulgar, hombre/mujer, inteligente/torpe…etc. Por lo tanto, las relaciones entre los integrantes de un campo social pueden ser antagónicos y competentes y crean conflictos que garantiza la permanencia del campo. Las relaciones objetivas en el interior del campo pueden ser de alianza, conflicto o cooperación.
Toda posición se adquiere gracias a disposiciones específicas (habitus que, a manera de “afinidades” electivas y selectivas, posicionan a los agentes sociales en calidad de productores, reproductores, consumidores o descomponedores de un orden específico.
La posición de un agente social en el mundo implica un condicionamiento no un determinismo.
Bourdieu recurre nuevamente a la metáfora del juego para dar una primera imagen intuitiva de lo que entiende por campo: éste sería un espacio de juego relativamente autónomo, con objetivos propios a ser logrados (enjeu), con jugadores compitiendo (a veces ferozmente) entre sí y empeñados en diferentes estrategias según su dotación de cartas y su capacidad de apuesta (capital), pero al mismo tiempo interesados en jugar porque “creen” en el juego y reconocen que “vale la pena jugar” (illusio). La illusio, si se ve desde afuera, no constituye pulsión de jugar, deseo de estar en el juego, sino ilusión y en cierta medida indiferencia.
Cada campo de la producción cultural produce un capital que puede ser traducido como capital económico que al adicionarse a otros capitales, se denomina “capital simbólico”. Por lo tanto, los agentes sociales invierten en los campos sociales para acrecentar sus recursos y multiplicar su capital simbólico. Quienes lo monopolizan suelen adoptar estrategias de conservación del orden establecido (ortodoxia).
Quienes por el contrario carecen de capital, tienden a desarrollar estrategias de subversión de la estructura y de las reglas fundamentales del juego (heterodoxia). Sin embargo estas estrategias no son para acumular ganancia, sino para orientarse y adaptación que supone la relación de complicidad inconciente entre el habitus y un campo: el sentido práctico.
Las estrategias también tienen límites. Normalmente, las luchas y antagonismos que se producen en el interior de los campos, conducen a rupturas o revoluciones parciales que solo tienden a cuestionar las jerarquías pero no al juego en sí.
La teoría de campos consiste en poder pensar universos socialmente diferenciados, adaptando temporal y contextualmente un modelo específicamente construido.
Los cambios
Para Bourdieu, las estructuras sociales se transforman lentamente; los cmapos surgen, se desarrollan y pueden desaparecer. La causa esencial de las transformaciones de un campo radica en la lucha o competencia por los intereses específicos entre dominantes y dominados. Las estructuras pueden ser producto de la historia anterior y principio de la historia que continúa.
La teoría de campos logra superar una visión determinista de la sociedad y posibilita por medio de la delimitación de los msmos un estudio objetivo de las interrelaciones sociales, las estrategias para mantenerse en ellos y la importancia del sentido práctico (habitus) en la adquisición de posiciones de dominación o dependencia.
Capital Simbólico y la Dominación Social
Mercados
Bourdieu habla de los “mercados” donde se producen y negocían capitales específicos, religiosos, políticos, estéticos, económicos, deportivos…etc.
Desarrolla una teoría general de la economía de los bienes simbólicos”, cuya lógica pretende escapar por un lado, al utilitarismo, y por otro al economicismo.
La especificidad de cada campo viene dada, según Bourdieu, por el tipo de
recursos (o la combinación particular de tipos de recursos) que se moviliza y tiene curso en su ámbito. A pesar de su aparente diversidad, estos recursos y bienes pueden reagruparse entre tres grandes categorías:
1. Capital económico: entre los que el dinero ocupa un lugar
preeminente por su papel de equivalente universal.
2. Capital cultural: sistemas y códigos que adopta una cultura. Dicho capital también puede presentarse por medio de bienes (pinturas, libros, instrumentos…etc). Y en un estado institucionalizado entre los cuales los diplomas escolares y universitarios han cobrado una importancia creciente.
3. Capital social: consistentes en la capacidad de movilizar en provecho
propio redes de relaciones sociales más o menos extensas, derivadas de la pertenencia a diferentes grupos o “clientelas”, iglesias, asociaciones, clubs, familia, fundaciones, partidos…etc. Esto permite el intercambio de “favores” y “servicios”.
4. Capital simbólico: es la acumulación de todas las especies de capital posibles, que generan crédito y autoridad en los agentes que la poseen. La fuerza del capital simbólico reside en la significación que toman los atributos de los agentes por medio de un trabajo permanente de legitimación que se funda en la transformación de las diferencias de hecho (propiedades en sí), en diferencias de valor (representaciones).
Del capital simbólico, Bourdieu menciona la poder y autoridad que puede tener un agente social en un momento y contexto determinado. De esta manera, todo poder que proviene de cualquier campo de la producción cultural es fundamentalmente poder simbólico.
Habitus
La teoría de Bourdieu (sociólogo de la cultura) se basa en la relación de conceptos entre sí, se explica o entiende como lo social hecho cosa, interpretado de manera subjetiva.
Para comprender el sistema en niveles sociales, Bourdieu utiliza el habitus busca “superar las oposiciones entre subjetivismo y objetivismo, interioridad y exterioridad”, trata los hechos sociales como relaciones, busca integrar lo material a lo simbólico y lo cognitivo a lo práctico.
Habitus: “Son las disposiciones que con el tiempo de vivir en una sociedad vamos adquiriendo, nuestra manera de actuar. Funciona en la mayoría de manera inconsciente en nosotros. Es el punto en el que convergen la sociedad y el individuo. El producto de una empresa de aprendizaje que todos los campos sociales utilizan para ejercer control y apropiación.
El habitus de clase vendría siendo la posición del agente dentro de la estructura de una clase social, donde el individuo contribuye a su producción y reproducción de este mismo sistema de relaciones entre las clases. Por ello las personas de determinadas clases sociales comparten los mismos gustos que aquellos que se encuentran en su mismo habitus social, estas afinidades colectivas.”
En síntesis, el habitus es toda experiencia incorporada.
En este video Bourdieu explica la “sociología como ciencia”. Menciona cómo el comportamiento del ser humano depende de diversos factores: educación, sexo, edad, etc. También habla sobre los impedimentos y lineamientos que sigue el hombre para convivir con la sociedad. El producto de este estudio es entender el comportamiento del ser humano; sociología como ciencia.
Violencia Simbólica
Bordieu define a la violencia simbólica la fuerza insensible e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y el conocimiento.
Si bien el sobrepeso y la obesidad son considerados una enfermedad, también se han convertido en un estigma que contribuye a la presencia de manifestaciones de violencia simbólica en las personas con sobrepeso no encajan en las normas de “salud” y belleza impuestas por el orden simbólico.
Existen cada vez más casos de mujeres que no cumplen los estereotipos de delgadez están viviendo manifestaciones de violencia simbólica provenientes de relaciones significativas (madres, hermanos, pareja, hijos) y personales cercanas (familia extensa, jefes), afectando su auto-aceptación y convirtiéndose en víctimas y victimarias de si mismas.
¿La industria de la moda ha cambiado los estándares de belleza femeninos?
Caso actual: La industria de la moda
La concepción de belleza que tiene el hombre va cambiando, y cada época tiene su ideal de belleza :
Siglo 30 a.C. Venus de Wilendorf:
La concepción de belleza que tiene el hombre va cambiando, y cada época tiene su ideal de belleza :
Siglo 30 a.C. Venus de Wilendorf:
![](http://3.bp.blogspot.com/_dzRMu-nPxr4/S9hljBKAPrI/AAAAAAAAAA4/12xSf8MRxDY/s320/willendorf_venus.jpg)
En el renacimiento las mujeres no eran delgadas, mientras mas “rellenitas” eran consideradas más bellas, mientras que las flacas (aunque fuera por cuestiones genéticas) eran discriminadas, por considerarse insalubres.
En el siglo XIX, con la llegada del corsé, las curvas de la mujer se tratan de eliminar.
![](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_vG_RmQxzUCgK8B2LAgXkssrUd9EnAyc3rjKKHp8zISZDjyM-KTkv7P34LS8Au2CeEBabk5K6NtJCSrWs9lWlksbA3f6H2DCMpDv0IrSQo_iX6bgjvM3Fma-C_K5Zs0V97SuCj5XbKsBWLaOekX-UE3W4K0zV36g2-F=s0-d)
En el siglo XX, la concepción de belleza vuelve a cambiar:
En el siglo XIX, con la llegada del corsé, las curvas de la mujer se tratan de eliminar.
En el siglo XX, la concepción de belleza vuelve a cambiar:
![](https://ie7cra.blu.livefilestore.com/y1mPNvH9ZAuAX8NDFmXcLogR3-1p0yfUsxeAD-xG3VZ3jDqohUbA1AJ_FvM5qbDqfmtNmU7T0cX-bsA815bH1qbedhdNMU-rRB9y376zRZB0wtr07NGu7TTZqmPWDJHXlOje5msvgRYW1RPPz-XiNJctg/Hypatia_%281900_Play.png)
En los años 40 y 50 podemos observar en la publicidad a la mujeres sensuales, con curvas y “rollitos”, la mujer que volvía locos a los hombres en esos años.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfXyWCT_q4jg3y_8h5XRCU6HBGgUbJft36j9zyt6b9R31ulOYQ2oaxW0kYU1gqlvMtGifGQiV5qvjVH84jOIQKJ4zDxQMIojGRryziKUmRE0XhuI6nPInyAgoyfjKYlZzn3xcr2E0V1Q/s400/Marilyn+Monroe.jpg)
A partir de los 60 la modelo Twiggy impone una nueva tendencia, en la que estar delgada era bien visto y las mujeres buscaban desesperadamente perder peso.
A principios del siglo XXI los estándares de belleza vuelven a cambiar y las mujeres con curvas toman un papel prominente en las revistas de moda.
Las mujeres que se alejan de los parámetros de belleza son víctimas y victimarias de un tipo de violencia que es vista como natural, invisible, que hace complice a la victima. Esta violencia es denominada por Bordieu como simbólica.
Entre las manifestaciones de violencia simbólica están los insultos, las comparaciones, actitudes negativas ante el aspecto corporal de la victima.
La mujer asimila la violencia al justificar que los parámetros establecidos sobre el peso e la imagen son acertados y que necesita adelgazar para no verse diferente.